Relájate, el preocuparse de los problemas NO los resuelve, el ocuparse de ellos SÍ.
Cuando se toman decisiones precipitadas derivadas del estrés, es probable que éstas no sean las más convenientes. Mejor analiza detenidamente la problemática a resolver, piensa en las opciones que puedes tener y lo que implican las alternativas de solución.
Examina los pros y contras de cada una y de ser posible, pide consejo o solicita asesoría de quien domine el tema. Esto no es la solución, pero será más probable que tu decisión sea la más conveniente para ti. Luego ¡pon manos a la obra! Otra vez, sin preocuparse, empieza a dar pasos firmes y constantes en la vía de solución seleccionada y revisa los resultados: Si son o no los que esperabas y qué tanto te acerca o desvía de lo que querías obtener, para ratificar o rectificar el camino, de ser necesario.
Cuando se toman decisiones precipitadas derivadas del estrés, es probable que éstas no sean las más convenientes. Mejor analiza detenidamente la problemática a resolver, piensa en las opciones que puedes tener y lo que implican las alternativas de solución.
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